El fracaso del multiculturalismo. La «remigración» nueva política escandinava

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Esta política de remigración es el resultado de constatar en países de larga trayectoria en la acogida de inmigrantes, Suecia entre ellos, la relación entre inmigración descontrolada, como la que se está produciendo en las últimas décadas, y el aumento de la delincuencia violenta. Suecia tiene la tasa per cápita más alta de violencia armada de la UE, y ha puesto de manifiesto la existencia de un vínculo entre dicha inmigración, favorecida por la izquierda, y el crimen de las bandas organizadas. Y ahora trata de revertir la trayectoria y está invirtiendo en la remigración: paga a los inmigrantes para que se repatrien.

La izquierda y el NOM promueven el multiculturalismo como un factor clave para desmontar la cultura occidental. Para ello consideran aliadas otras culturas, en particular el islam, de ahí el apoyo a la inmigración musulmana en Europa en el objetivo de la destrucción de la Civilización Occidental y sus valores cristianos. Y se denigra a cuantos tratan de defender su identidad cristiana y europea, a los gobiernos, partidos o asociaciones que ponen barreras a la islamización, que avanza por la inmigración descontrolada y la demografía, modo de conquista de Europa en el siglo XXI.

Sin embargo, la invasión masiva actual de inmigrantes en Europa, como la que está padeciendo España, lleva a considerar el problema, y los partidos que defienden políticas para afrontarlo van accediendo al poder y/o son ya mayoritarios en diferentes países, e incluso gobiernos de izquierda como los de Francia y Alemania han decidido poner coto a la inmigración descontrolada. 

Ylva Johansson, Comisaria de Interior de la Unión Europea

Ante esta situación, la coalición de centroderecha, que con el apoyo parlamentario del partido conservador Demócratas de Suecia, gobierna en el país desde el 18 de octubre de 2022, ha aumentado el gasto en su sistema judicial en 3.460 millones de coronas (unos 305 millones de euros) en la Ley de Presupuestos para 2025, con el fin de “frenar los altos índices de criminalidad y restablecer la justicia”, según ha afirmado el ministro de Justicia, Gunnar Strömmer.

Además de reforzar el sistema judicial y tomar medidas enérgicas contra la inmigración ilegal el gobierno de centroderecha sueco ha aprobado nuevas normas sobre la remigración, aumentando las cuantías vigentes para la repatriación voluntaria, hoy fijadas en un máximo de 877 euros por adulto y 438 euros por niño, con un tope máximo de 3.511 euros por familia. Siguiendo el ejemplo de otros países, pues ya son varios los que aplican esta política, Suecia ha decidido un aumento significativo de los incentivos económicos a fin de que los inmigrantes regresen a sus países de origen: a partir de 2026, recibirán hasta 350.000 coronas suecas por adulto, equivalente a 30.850 euros. Dinamarca ofrece 13.500 euros por persona, Noruega 1.265 euros, Francia 2.500 euros y Alemania 1.800 euros.

La remigración y las políticas de control de la inmigración ilegal va a significar un freno a la misma en los países que las apliquen, como ya sucede en Italia con la acción del gobierno conservador de Giorgia Meloni, y en todo caso, supone el fin del proyecto del multiculturalismo impulsado por la izquierda y los activistas del NOM, con el objetivo inicuo de destruir las raíces cristianas de la Civilización Occidental y la identidad nacional de los países europeos.