Memoria e identidad vs. wokismo y cancelación

La condenación de la memoria histórica ha caracterizado a la izquierda europea en su combate contra la Civilización Occidental, fundada en el cristianismo, desde la Revolución Francesa. Actualmente se manifiesta como «cancel culture» / ‘cultura de la cancelación’, e ideología «Woke» / ‘del despertar’, asumiendo ideologías nacidas en los campus universitarios de América del Norte.

La ‘cultura de la cancelación’ promueve la anulación de la memoria histórica, sosteniendo que Occidente no tiene valores universales para el mundo sino sólo crímenes que expiar por su historia. El término «woke», tiene el significado de ‘despertar’, despertar para purgar a la sociedad de toda injusticia racial o social heredada del pasado, y es el pretexto para deconstruir metódicamente la Civilización Occidental. De hecho, la utopía del ‘hombre nuevo’ marxista presupone hacer tabla rasa del pasado y la especie humana debe ser remodelada. El siguiente paso es el ‘transhumanismo’, la regeneración del hombre mediante los instrumentos de la ciencia y la tecnología.

En todo Occidente estas ideologías avanzan sin barreras. En Europa, un panorama amplio y profundo de lo que ocurre en Francia lo ofrece el libro de varios autores, La Revolución Woke llega a Francia (Avenir de la Culture, 2023), y en él se advierte del peligro ante sus pretensiones e imposiciones. Los autores de esta obra señalan que el wokismo, heredero del Terror de la Revolución Francesa y de las grandes purgas soviéticas, es una ideología global que pretende gobernar todas las interacciones humanas, sean públicas o privadas, quiere transformar la sociedad en un vasto campo de reeducación, y una policía del pensamiento ya se extiende por las redes sociales.

En esencia, el wokismo es una reformulación de la lucha de clases marxista aplicada a todas las relaciones humanas, la relación de blancos y negros, hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales.... Y todo lo que se ha considerado hasta ahora digno de admiración (la virilidad, el matrimonio, la literatura, nuestra civilización y especialmente la religión) hoy se considera “tóxico” y opresivo. El objetivo de esta ideología es el mismo que el del comunismo: derrocar el orden social y destruir los vestigios de la civilización cristiana.

Con la condenación de la memoria y hacer tabla rasa del pasado de la humanidad se avanza en los objetivos del Great Reset, el gran reinicio del mundo con una perspectiva socialista. En él trabaja la élite del poder global que promueve el Nuevo Orden Mundial y se construye con la Agenda 2030 de la ONU, que preconiza la destrucción de los valores que construyeron Occidente.

Frente a la máquina totalitaria que quiere destruir nuestra civilización debe ejercerse la resistencia, y ante las ideologías de la cancelación de la historia cabe oponer MEMORIA E IDENTIDAD. La memoria es fundamental para la identidad y la cultura. La memoria es la consciencia de las propias raíces y de los frutos que esas raíces han producido. La cultura, que es el ejercicio de las facultades espirituales e intelectuales del hombre, necesita para desarrollarse una memoria que conserve y transmita lo que el hombre ya ha producido en la historia. La mentira de las ideologías para imponerse necesita destruir la verdad, que está contenida en la memoria. Por eso, como observan notorios historiadores, la cancelación de la memoria, que contiene la verdad de la historia, es un crimen contra la humanidad y la revolución wokista es una expresión de ello. El wokismo se desarrolla en Occidente para destruir el Occidente cristiano y supone la desaparición de Occidente, pero no tiene nada que ver con la historia y la identidad de nuestra civilización, de la que constituye una antítesis radical.

El wokismo y la cultura de la cancelación son una amenaza para nuestra civilización y la libertad, pero pueden y deben ser combatidos mediante la resistencia y la reconquista cultural.