En el panorama actual de los Estados europeos y las sociedades occidentales devastadas por las ideologías marxistas de la «corrección política» que se imponen sobre la realidad y la razón, con temas y consignas que le son propias, y dominadas por la consiguiente dictadura del pensamiento único, Hungría y Polonia brillan como referentes de resistencia moral y de libertad, al construir su futuro con los valores de la civilización occidental y de sus propias tradiciones culturales y religiosas.
HUNGRÍA Y POLONIA LIDERAN EN EUROPA LA RECUPERACIÓN DEL RESPETO A LA VIDA EN LA LEGISLACIÓN, APOYAN LA NATALIDAD E IMPULSAN UNA CULTURA DE VIDA EN LA SOCIEDAD
El combate por el derecho a la vida en la etapa prenatal, que es jurídico, político y cultural, resulta cada vez más arduo, tanto en España como en la mayoría de los países europeos, por la falta de compromiso con este derecho de la mayoría de los partidos parlamentarios, por la consolidación social de la idea del aborto como derecho de la mujer y por el avance legal de la ideología de género, que lo promueve. La situación no es uniforme en Europa, pero Polonia y Hungría, son sin duda, el modelo para superar el aborto, con sus medidas legislativas y sus políticas públicas de apoyo a la maternidad e impulsando una cultura de vida en el conjunto de la sociedad.
El reto principal en las sociedades occidentales caídas en el error del “derecho a decidir” de la mujer sobre la vida del ser concebido es hacer resurgir en la sociedad una conciencia de respeto al derecho a la vida y establecer la debida protección del niño por nacer.
Desde mediados del siglo XX se extendieron los errores del marxismo por Occidente. El más pernicioso fue el aborto libre como paradigma de la emancipación de la mujer, y basado en el negacionismo de que el feto es un ser humano contra toda evidencia científica. La incorporación del aborto libre en las legislaciones y su amplia aceptación social está en el origen de la decadencia moral y cultural de Europa.
A nivel social existe una amplia conciencia pro-aborto, consecuencia de la pedagogía legal de las leyes vigentes, que han producido un impacto sobre las ideas y las costumbres, así como por la presión de los lobbies abortistas. Todo ello ha causado una pérdida de respeto hacia el nasciturus y sus derechos, y se acepta que su vida quede supeditada a la voluntad de la madre.
Sin embargo, dos países, Polonia y Hungría – procedentes del bloque comunista y que al acceder a la democracia han reformado sus legislaciones en materia de aborto, pasando de ser claramente pro-abortistas en base a razones ideológicas al respeto de los derechos fundamentales –, lideran hoy en día en Europa la protección del derecho a la vida desde la concepción y han visto reducidas drásticamente sus tasas de aborto. Esto nos muestra que la realidad actual del aborto en el conjunto de la Unión Europea es reversible.
El punto de partida es el reconocimiento de derechos al niño por nacer. Y del reconocimiento de los derechos surge el deber del Estado de garantizarlos haciéndolos efectivos, con su inclusión en las leyes; pero también reclama estructuras jurídicas y sociales, y políticas públicas. Requiere también el reconocimiento y respeto de la sociedad, de todos sus sectores e instituciones.
En el año 2011, Hungría llevó a cabo una modificación de la Constitución, y en su Artículo II se establece que «La dignidad humana será inviolable. Todo ser humano tendrá derecho a la vida y a la dignidad humana. La vida del feto estará protegida desde el momento de la concepción».
Cabe destacar que esta normativa es plenamente coherente con la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la jurisprudencia de su Tribunal de Justicia. Efectivamente:
Artículo 1 de la Carta de los Derechos Fundamentales:
«La dignidad humana es inviolable. Será respetada y protegida». En la Carta, la dignidad humana es en sí misma derecho fundamental y, a la vez, constituye la base misma de los derechos fundamentales. Al reconocer que la dignidad humana es inherente a la naturaleza humana, se acepta que donde hay vida humana hay dignidad humana, y unos derechos a ella vinculados que deben ser protegidos.
La identificación en la Carta de la dignidad como «dignidad humana» y no como dignidad de la persona, permite incluir al embrión humano en la garantía que establece el Art. 1. En este sentido, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), en su histórica Sentencia de 18 de octubre de 2011 (Oliver Brüstle vs. Greenpeace eV, C-34/10), ha extendido la garantía del Art. 1 al embrión humano desde la fecundación a los efectos del Derecho europeo de patentes biotecnológicas, estableciendo previamente una definición jurídica del mismo, acorde con la realidad científica. El Tribunal señala, que el cigoto, el embrión humano de una célula, generado natural o artificialmente, debe ser considerado como un individuo humano y consecuentemente digno del mismo respeto que merecen los nacidos. Se trata de un pronunciamiento de referencia y que no puede dejar de tener impacto en el desarrollo del ordenamiento comunitario.
No obstante, en Hungría el aborto está regulado en su ordenamiento jurídico, aunque de forma restrictiva tanto en su redacción como en su aplicación, de modo que en la última década la tasa de abortos se redujo en un 33,5%. Dos han sido los factores decisivos para su reducción: la política educativa, que incluye el asesoramiento obligatorio, y un plan de beneficios fiscales y programas de apoyo familiar, de los que son beneficiarios incluso los no nacidos desde las 12 semanas.
El 22 de octubre de 2020 el Tribunal Constitucional de Polonia ilegalizó el aborto eugenésico, al declararlo incompatible con los artículos 30 y 38 de su Constitución, que garantizan la inviolabilidad de la dignidad humana y la protección de la vida de todo ser humano, y remitiéndose a su propia jurisprudencia, según la cual: «Desde su inicio, la vida humana se convierte en un valor protegido constitucionalmente. Esto también se aplica a la fase prenatal», y rechaza la idea gravemente discriminatoria en la que se basan los defensores del aborto eugenésico, señalando que «Es inaceptable decir que un individuo vale menos que otro como ser humano debido a algunas características. Esta afirmación se aplica no solo a la fase postnatal, sino también a la fase prenatal de la vida humana. Independientemente del hecho del nacimiento, la calidad de un ser determinado, que es humano, no cambia. Y su vida está protegida por el art. 38 de la Constitución».
El Tribunal Constitucional dio la razón al grupo de parlamentarios del partido conservador Prawo i Sprawiedliwość (PiS, Ley y Justicia), que encabeza una coalición en Polonia con mayoría absoluta, que presentaron un recurso de inconstitucionalidad sobre el aborto por malformación del feto, alegando que era una forma de eugenesia que no respeta la dignidad humana y, por lo tanto, no podía tener cabida en la Constitución del país. Con la publicación de la sentencia el 27-01-2021, entró en vigor la prohibición del aborto eugenésico en Polonia.
POLÍTICAS PUBLICAS DE APOYO A LA FAMILIA Y LA NATALIDAD.
HUNGRÍA
El gobierno de Viktor Orbán, primer ministro desde 2010, del partido Fidesz-Magyar Polgári Szövetség (Fidesz-Unión Cívica Húngara), desarrolla una política favorable a la familia, la defensa de la vida humana, el apoyo a la maternidad y la oposición a la ideología de género, que está dando sus frutos. El resultado: más matrimonios y menos divorcios, menos abortos y un aumento en la tasa de natalidad. El Gobierno afirma que su programa es un reflejo de las raíces cristianas de la nación.
En la última década los matrimonios aumentaron un 43% y los divorcios disminuyeron significativamente en un 22,5%, la tasa de abortos se redujo un 33,5% y la tasa de natalidad aumentó un 24%.
El Gobierno húngaro ha puesto en marcha un ambicioso programa de protección de la familia con importantes recursos económicos. Las mujeres tienen tres años de licencia de maternidad y se garantiza guardería a partir de los 3 años. Los recursos destinados al fortalecimiento de la familia han aumentado respecto del PIB desde el 3,5 % en 2010 al 5% en 2020.
Protección del matrimonio. En diciembre de 2020, el Parlamento húngaro aprobó la reforma constitucional que protege la institución del matrimonio e impide la adopción por parejas homosexuales, en aras de la protección de la infancia y de la defensa de la cultura cristiana.
La base de la relación familiar es el matrimonio y la relación entre padres e hijos, madre es mujer, padre es hombre. El nuevo texto establece que «Los niños deben tener un padre y una madre». Se pretende así proteger los derechos de los niños y la institución del matrimonio como comunidad vital formada por una decisión voluntaria entre un hombre y una mujer, y la familia como base para la supervivencia de la nación.
POLONIA
También Polonia lleva a cabo una política de apoyo a la familia considerándola la base absoluta de la sociedad. Los subsidios a las familias son la medida estrella del partido en el Gobierno, Prawo i Sprawiedliwość, (PiS, Ley y Justicia) presidido por Jarosław Kaczyńskiha, que realiza una firme política de promoción de la natalidad.
La medida principal es un programa denominado 500+, en vigor desde el 1 de abril de 2016, y contempla la entrega a las familias de 500 zlotys (117 euros) mensuales a partir del segundo hijo. La medida cuesta unos 4.000 millones de euros al año.
Las ayudas a la natalidad puestas en marcha en 2016, se hicieron universales en 2019, las familias polacas tienen ya la seguridad de contar con unos ingresos estables adicionales para poder tener más hijos. Los pagos son universales y benefician a todas las familias, independientemente de sus ingresos. Pasan de afectar a 3,6 millones de niños a 6,8 millones gracias a esta ampliación. Para ver la importancia de la ayuda, hay que señalar que los 117 euros suponen casi el 40% del salario mínimo polaco, y están siendo decisivos en la lucha contra la pobreza infantil, que se ha reducido del 11,9% al 2,8%.
En el tiempo trascurrido ya se observan los resultados positivos en los nacimientos, el mismo año 2016 hubo un incremento importante, un total de 382.000, lo que significó un aumento de 13.000 respecto al año anterior. Y en 2017 se alcanzaron los 402.000 nacimientos, es decir, 20.000 más que en el año precedente, según la Oficina Central de Estadísticas (GUS).
Su política económica también tiene resultados positivos, es el país con menor tasa de paro de la Unión Europea, un 3,1%, (enero de 2021),frente al 7,3% de la media y el 16% de España.
En suma, dos países en Europa, Hungría y Polonia, son la avanzadilla de un futuro en el que se reconozca plenamente el derecho a la vida del ser humano en la etapa prenatal, se proteja la maternidad y se reconozca su trascendencia personal y social. La igualdad de la mujer con el hombre no se logra con el aborto, sino con el respeto de la propia condición femenina, que incluye la posibilidad de ser madre junto a su realización profesional y familiar. Debe considerarse irreversible el compromiso de la mujer con llevar a cabo una trayectoria profesional, e implica que la sociedad se adapte a esa realidad, garantizando la conciliación maternidad-profesión sin trabas; y para ello, el papel de la acción pública resulta decisivo. Así mismo, y como bien señala la Constitución húngara, es preciso proteger a la familia en cuanto institución básica de la sociedad fundamentada en el matrimonio, reconocido como comunidad vital formada por un hombre y una mujer, y la relación entre padres e hijos, en la que madre es mujer, padre es hombre, y los niños tienen un padre y una madre; es esencial proteger la familia que es la base de la supervivencia de una nación. Hungría y Polonia señalan el camino para hacer reversible el aborto en Europa, para recuperar la auténtica civilización europea, libre de las ideologías del marxismo que la están destruyendo. Señalan el camino de la regeneración de Europa.