Colapso humanitario en Gaza en una aniquilación programada y ante la connivencia internacional

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Al inicio del mes de junio de 2025 tuvo lugar la iniciativa de la sociedad civil «Marcha a Gaza», nacida en Francia y que rápidamente se extendió a otros países del mundo, con el objetivo de realizar una movilización en masa desde Egipto hasta el cruce de la ciudad de Rafah, localidad palestina aneja a su frontera, a fin de lograr que “se abra la frontera, se deje entrar la ayuda humanitaria y se dé fin al asedio a la Franja de Gaza». La iniciativa comenzó con una ‘Carta abierta a las embajadas francesas en Egipto e Israel’ explicando los objetivos de la movilización y su pretensión de provocar una sacudida de la conciencia del mundo ante la tragedia que vive la población de Gaza y el silencio de la diplomacia, “porque Gaza se muere bajo las bombas, y porque Gaza se muere de hambre”.

La movilización logró fuerza como movimiento de ciudadanos comunes y acto simbólico de solidaridad para detener la tragedia humanitaria en el territorio. Estimaciones de instancias internacionales cifran en más de 55.000 las víctimas mortales de los bombardeos israelíes; de ellas, 18.000 son niños y 15.400 mujeres, es decir, que estas categorías representan el 60% de las víctimas.

A la muerte bajo las bombas se añade el hambre. Desde el 2 de marzo, Israel bloquea la entrada de ayuda humanitaria, provocando una hambruna masiva: el Programa Mundial de Alimentos (PMA) registra un aumento del 1.400% en el precio de los alimentos (de lo poco que queda), mientras que la ONU informa de unos 10.000 casos de desnutrición aguda entre niños, 1.600 muy graves. La población está extenuada: carecen de alimentos, medicinas, agua, combustible y electricidad para hacer funcionar los hospitales, así como de lugares seguros donde albergarse.

La acción de Israel para impedir la ayuda humanitaria a Gaza ha llegado hasta aguas internacionales, en la noche del jueves 1 de mayo, un barco de la ‘Flotilla de la Libertad’ en aguas internacionales cerca de Malta transportando ayuda a Gaza fue atacado con drones e incendiado. La ‘Flotilla de la Libertad’ es una red internacional de activistas que trabajan para poner fin al bloqueo israelí de Gaza y entregar ayuda humanitaria a través de acciones directas y pacíficas. Otros intentos de esta red han sido abortados por Israel.

Las cocinas comunitarias en Gaza están cerrando al quedarse sin suministros. El director general de la Red de ONG de Gaza, Amjad al-Shawa, dijo a la agencia Reuters (8/05/2025) que la mayoría de las 170 cocinas comunitarias han cerrado y las pocas que quedan lo harán pronto. También la organización World Central Kitchen (WCK) del famoso chef José Andrés ha comunicado que sus cocinas de campaña se han quedado sin ingredientes y su panadería móvil sin harina; tienen camiones cargados de alimentos y combustible para cocinar listos para entrar, pero Israel lo está impidiendo. Centenares de camiones de la ONU están también a la espera de poder acceder a la Franja de Gaza.

La esperanza de poder sobrevivir al aplastamiento que padece la población de Gaza disminuye conforme pasa el tiempo. Entre los bombardeos y el simulacro de ayuda humanitaria, los palestinos de la Franja mueren cada día. La ayuda humanitaria que ahora ha empezado a llegar a cuentagotas, es una gota en un océano de desesperación para los más de dos millones de habitantes que llevan más de noventa días muriendo de hambre. Con la poca harina que ha entrado algunas panaderías han podido volver a elaborar pan. Sin embargo, «El pan solo no basta para que la gente sobreviva», ha declarado Majed Abu Ramadan, jefe humanitario de la ONU, «catorce mil niños podrían morir sin la ayuda alimentaria que tanto necesitan». 

Además de la falta de alimentos, también aumenta la presión militar contra los ciudadanos indefensos. Después de meses de bloquear la ayuda, está claro que el gobierno israelí de Benjamin Netanyahu, utiliza el arma alimentaria desde el 2 de marzo para obligar a los palestinos de Gaza a abandonar sus tierras. Se trata de un método de castigo colectivo y de guerra “silenciosa”: humillación y dificultad para encontrar comida antes de la expulsión.

En la parte norte de la Franja, la destrucción de edificios e instalaciones públicas demuestra que se aplica un proyecto diseñado para impedir que los habitantes de Gaza regresen a sus hogares. Ciudades en otras partes del territorio también han quedado totalmente arrasadas, entre ellas, Rafah, el paso fronterizo con Egipto, donde el ejército creó una zona de amortiguación y ya no quedan centros habitados.

Vista de la Franja de Gaza

Aunque el gobierno israelí impide a observadores y periodistas independientes acceder a Gaza para verificar más precisamente lo que está sucediendo, está reconocida la realidad de los métodos brutales del ejército israelí, el proyecto político de deportación de toda una población y el hambre utilizada como arma de guerra.

El cardenal Pierbattista Pizzaballa, de la Orden Franciscana, es el Patriarca Latino de Jerusalén desde el año 2020, pero lleva en Israel más de treinta años. Tras el estallido del conflicto, el 7 de octubre de 2023, se ofreció como rehén a cambio de la liberación de los niños secuestrados por Hamás y ha hecho llamamientos a detener la guerra. Condenó enérgicamente el ataque a Israel y así mismo, ha condenado el nuevo ciclo de violencia en Gaza. Su larga experiencia en la zona le permite relacionarse con ambas partes en este conflicto aparentemente irresoluble. El cardenal Pizzaballa aboga por la paz y considera que “el pueblo palestino sigue esperando sus derechos, su dignidad o reconocimiento».

El cardenal Pizzaballa, habla también de las consecuencias para el futuro, pues además de la muerte y destrucción, el resultado de esta cruel guerra es el crecimiento generalizado del miedo y el odio mutuo entre judíos y palestinos, que alimenta la sed de venganza y mucha desconfianza. «Una desconfianza que penetra la vida social a todos los niveles. Será muy difícil reconstruir la esperanza después de todo esto, también porque no podemos ver qué sucederá después, cuando todo esto termine», ha declarado el Patriarca Latino de Jerusalén.

El nuevo papa León XIV, en su discurso del 11 de mayo desde el balcón central de la Basílica Vaticana, pidió el alto el fuego en la Franja de Gaza, la liberación de los rehenes y que se preste ayuda humanitaria a la exhausta población civil. En su entrevista con el vicepresidente de EE.UU. James Vance el día siguiente a su investidura, hablaron de los derechos humanitarios que deben respetarse en todas las situaciones después de que el Papa estigmatizase lo que sucede en Gaza, donde la gente muere no sólo por las bombas sino también por hambre. También en su primera audiencia general el pasado día 21 de mayo, y en otras ocasiones: «La situación en la Franja de Gaza es cada vez más preocupante y dolorosa. Renuevo mi ferviente llamamiento para que se permita la entrada de una digna ayuda humanitaria y se ponga fin a las hostilidades, cuyo precio desgarrador pagan los niños, los ancianos y los enfermos», dice León XIV.

En definitiva, entendemos que desde el reconocimiento en toda su gravedad del ataque perpetrado por milicianos de Hamás – la organización que gobierna la Franja de Gaza – contra Israel el 7 de octubre de 2023, en el que 1.189 personas fueron asesinadas y 251 tomadas como rehenes, hay que mirar con objetividad y humanidad la guerra de respuesta que realiza el gobierno de Israel en el territorio palestino. Por parte de los países se antepone a todo los criterios políticos, y a pesar de las declaraciones de condena que a veces se hacen se mantiene el respaldo internacional a la guerra despiadada y de limpieza étnica de Israel.

Por ello, tuvo un gran valor la acción de la sociedad civil con la iniciativa «Marcha a Gaza», dirigida a abrir un corredor para la entrada de ayuda humanitaria que mitigue la hambruna que padece la población, y urgiendo a que se acate el derecho internacional y se respeten los derechos humanos.

La movilización ha pretendido llamar a la conciencia del mundo para que finalice la complicidad internacional con el asedio de Israel al enclave palestino, y romper el bloqueo que asfixia a Gaza.

Para apoyar la «Marcha» se celebraron los días 14 y 15 de junio manifestaciones en ciudades de todo el mundo. En España, hubo concentraciones en 100 ciudades, y entre las celebradas en diversas ciudades europeas la más numerosa fue la de la ciudad de La Haya, en los Países Bajos, que reunió a 150.000 personas, ataviadas de rojo, símbolo de la sangre que se derrama cada día en Gaza.

Marcha por el fin de la guerra en Gaza, La Haya, 15 de junio de 2025

El domingo, 15 de junio, con una participación sin precedentes, una multitud de 150.000 personas llegadas de todo el país, marcharon por las calles de La Haya por segunda vez en cuatro semanas hacia la Corte Internacional de Justicia –donde se lleva a cabo un caso presentado por Sudáfrica que acusa a Israel de cometer genocidio durante su guerra contra la Franja de Gaza–, para oponerse a esa guerra de aniquilación de Gaza y exigir al gobierno de los Países Bajos que adopte una postura más firme para detenerla, imponiendo sanciones contra Israel.

La «Marcha a Gaza» fue bloqueada en Egipto. Los más de 3.500 miembros de la «Marcha», definida por sus organizadores como “movimiento internacional cívico, apolítico e independiente» y que buscaba acampar en la frontera del enclave palestino y presionar para permitir la entrada de ayuda humanitaria, sólo consiguieron reunirse en El Cairo, ya que las autoridades egipcias no la permitieron. Ha sido una iniciativa importante de la sociedad civil en solidaridad con una población exhausta y reclamando que se acate el derecho internacional y se respeten los derechos humanos, ante la complicidad del mundo político con la guerra de aniquilación de Israel del enclave palestino.

Quienes no mueren bajo las bombas, mueren de hambre. Además, «Israel ha transformado los ‘centros de distribución de ayuda’ en ‘trampas mortales’ y los utiliza para chantajear y humillar», declaró desde Gaza el Dr. Abd Rabbuh Al-Anzi. Más de dos millones de ciudadanos de la Franja están experimentando una catástrofe multifacética. Una calamidad sin precedentes que se despliega ante los ojos y la indiferencia del mundo entero. «Lo que ocurre en Gaza ya no es un enfrentamiento entre dos facciones enemigas, sino un plan cuidadosamente planificado y orquestado —añadió Abd Rabbuh Al-Anzi— para matar al mayor número posible de civiles y obligar a los que sobrevivan a huir y no regresar jamás».

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